Cuando la mañana llega con su renovadora energía, debiéramos dejar para siempre atrás todos los ayeres. Todos las mañanas deberías ser mañanas por las cuales no nos preocupáramos, pues nos basta saber que nuestra vida de hoy determinará la de mañana.
Cada día es un nuevo comienzo. Cada mañana aparece el mundo como creado de nuevo. Cada amanecer es un nuevo principio, de todas las cosas. El día está enteramente en nuestras manos.
Pasadas están las cosas pasadas, las acabadas labores y las lágrimas vertidas.
Sólo es nuestro el nuevo día. El hoy es nuestro, sólo el hoy. Cada día es un renovado comienzo. Toma aliento con el día y recomienza tu tarea. Recomiénzala a las primeras horas y hazlo así a cada hora siguiente. Todos podemos elevarnos a una vida plena y superior, al menos por una hora, si ardientemente lo anhelamos. Y seguir por ahí. Este es el secreto de la formación de carácter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario