Resulta fácil olvidar que nuestra vida externa refleja nuestra vida interna y que levantándonos temprano todos los días para realizar alguna tarea de desarrollo interior, nuestra vida mejorará espectacularmente. ¿Cómo puedes ser una fuente de energía positiva para los que te rodean si tú mismo no tienes energía? ¿Cómo puedes ayudar a los demás para que den lo mejor de sí mismos si tú mismo no te has conectado con lo mejor que hay en ti? Levantarte temprano para hacer tus tareas interiores, ampliar tu mente, agudizar tu filosofía de la vida, cuidar tu cuerpo o repasar tus objetivos no es una pérdida de tiempo. Esa “hora sagrada” infunde a cada minuto de lo que te queda de día con una perspectiva que eleva todas y cada una de las áreas de tu vida. Te transformará. Te hará mejor como ser humano. Algunas sencillas prácticas para ayudarte a levantar temprano (las 5:00 ó 6:00 hrs. es buena hora) son:
No cenes muy pesado o muy tarde. Dormirás más profundamente y mejor. No es la cantidad de sueño sino la calidad lo que cuenta.
No te entregues a la cama. Cuando suene el despertador salta de la cama y empieza el día. Cuanto más tiempo te quedes en la cama después de que haya sonado el despertador, mas posibilidades hay de que la voz de tu cabeza diga algo como: “Quédate en la cama. Duerme un poco más. La cama está calientita. Te lo mereces”.
Ponte al máximo físicamente. Cuando hacemos ejercicio regularmente y comemos bien no nos cuesta nada salir de la cama temprano.
Define tus objetivos. Los objetivos aportan vida y energía a tus días. La mayoría de gente no se levanta temprano por que no tiene razones para hacerlo. El secreto del entusiasmo (y de madrugar) es tener un propósito. Los objetivos te inspiran y te dan motivos para madrugar todas las mañanas. Encenderá el fuego en tus entrañas y te llenará de entusiasmo.
Adelanta 30 minutos tu despertador. Y dedica ese tiempo extra a meditar, leer o hacer ejercicio. Puede parecer un truco tonto, pero funciona.
Date 30 días. El cambio personal constituye un proceso cuya dificultad es mucho mayor al principio. No se produce en un día ni en una semana. Lleva tiempo vencer la resistencia de las viejas costumbres. Pero tras unas cuantas semanas, tu vida puede ser mucho mejor si así lo decides. Date treinta días para implantar un nuevo hábito.
Así pues, entra a formar parte del Club de los madrugadores. Gana la batalla a la cama. Pon tu mente por encima del colchón.
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