miércoles, 24 de agosto de 2011

Terapia de bienestar

Existen terapias con todo: olores, colores, música, etc. No es de sorprenderse que los besos sean también parte de una nueva tendencia: la besoterapia.

No se trata de un nuevo fármaco o tónico milagroso, sino de uno de los remedios naturales más placenteros. Además de una muestra de amor o afecto, los besos nos ayudan a aliviar los estados depresivos, estimulan la liberación de las hormonas del bienestar, y favorecen la salud física y psicológica.

De acuerdo a las últimas investigaciones, las bondades de este tipo de encuentros cercanos son múltiples, ya que además de ejercitar decenas de músculos faciales, besarse frecuentemente activa la circulación sanguínea y algunos estudios sugieren que ayuda a las personas a vivir más años y enfermarse menos.

Al parecer el beso estimula distintos compuestos hormonales que funcionan como analgésicos y fortalecen las defensas inmunológicas. Los besos crean una sensación de bienestar, al estimular la región del cerebro que libera la oxitocina, una hormona que influye en el enamoramiento, el orgasmo, el parto y el amamantamiento; y está asociada a la afectividad, la ternura y el contacto físico con los demás. El beso también estimula la liberación de endorfinas (las conocidas hormonas de la felicidad), que provocan una sensación placentera, actuando como antídoto para la depresión y la consternación.

Los besos verdaderamente apasionados y excitantes estimulan la liberación de adrenalina en la sangre, que contribuye a tenernos en estado de alerta y brindarnos gran energía física y mental, al hacer que aumente el ritmo cardíaco, la tensión arterial y el nivel de glucosa en la sangre.

Aunque más pareciera una excusa para los más perspicaces, los besos pueden ser una buena fuente de beneficios para nuestra salud. Y no cuesta nada ponerlo en práctica.

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