El cuerpo está bañado continuamente por la corriente que emerge del cerebro. En el proceso, la conciencia cerebral viene a ser también la conciencia celular. Nuestro cuerpo, nuestra envoltura, es nuestro sirviente.
La salud es natural, la enfermedad es antinatural. Si las células pudieran hablar, dirían: “Oye, ¿por favor, quieres cambiar los que nos estás mandando?...que nos incomoda. Funcionaremos perfectamente, si tú así lo quieres.”
El cuerpo no falla por su propia voluntad. Un músculo o un nervio no decide que va a negarse a funcionar. El pensador que hay en el cuerpo lo obliga, y con frecuencia completamente ignorante de las limitaciones que impone. Puedes empezar a reformar tus estructuras internas de pensamiento, presentando así a tus células pensamientos de perfecta estructura y función. Mente sana en cuerpo sano.
Toda estructura en el Universo está diseñada para sostener su propia carga, y el cuerpo no es la excepción. Nuestro cuerpo puede aguantar mucho más esfuerzo del que ordinariamente le exigimos. No caerá sobre nosotros ninguna prueba que no podamos soportar.
Piensa de ti mismo que eres perfecto. Cuando sabes que eres parte de un Universo perfecto y que hay dentro de ti algo que es más grande que cualquier cosa, la vida nunca podrá vencerte. Pudes aguantarlo todo, someterte a todas las pruebas, y salir triunfante. Un alma fuerte, una mente sana y un cuerpo sano para observar una vida llena de virtud y paz.
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